Eso, comunicación terapéutica. Qué mierda se supone que tengo que hacer cuando veo que alguien se droga? Adivinen...Le presto ayuda? NO. Le animo a dejarlo? NO. Le doy alternativas a la droga? NO. Le digo que la droga es mala? NO. Enonces qué?, os preguntaréis igual de sorprendidos que yo....pues entonces nada. Se le acompaña en su necesidad de drogarse, de matarse lentamente, de consumirse en ese proceso de agonía, duro, que es pincharse un brazo día sí día también.
Pero cuando una, como educadora, vé que puede hacer cosas por alguien, pero como enfermera tienes simplemente que acompañarlo en su proceso, aceptar que no somos quién para guiarles, darles pistas o encaminarles a algún lado., hay algo dentro de uno mismo que se rebela. No quiero decidir qué es bueno para alguien, pero hay cosas buenas de por sí.
Cómo trato yo con mi ética personal, como la convenzo de que no la estoy traicionando, mientras le busco una vena a un yonki para que se chute su dosis de heroína? Cómo hago para aceptar que en ese chute hay una posibilidad de no regresar del viaje, y que yo tengo que colaborar en ese pequeño asesinato?
Sea como sea, Elena, entiendo perfectamente que una no puede decidir por nadie, y que hay que respetar esa decisión de la otra persona, sea cual sea y la tome cuando la tome. Creo que algún día voy a poder ser así, pero, hasta que no llegue ese día, viviré aconsejando, creo. Porqué por ahora me siento con la potestad de hacerlo en ciertos campos, y de decirle a alguien que si no deja de comer pasteles va a morir de una hiperglicemia, y que debe seguir una dieta sin azúcares, y pincharse insulina. Porqué si no lo hago, creo que no voy a poder lidiar con mi ética más profunda.
Ver el mundo desde la altura de un niño, con ojos y cuerpo de mayor.
