10 de juny, 2010

La dama blanca

Poca gente tendrá el placer de hacer lo que he hecho hoy. Poca gente tendrá el placer de compartir, de primera mano, un trozo de la vida de Kamal, de Jose, de Abdul, de Joaquin, de Andrea, de Agos...
Poca gente podrá decir que ha ayudado a pincharse heroína a toxicómanos. Porque aunque suene duro, heavy, o hardcore (Héctor, te tomo prestada la palabra), sabes, en el momento en que les ves, que tienen una vida tan tierna como la que tienes tú, o yo, ahí sentados ante el teclado, o tan asquerosa como la que tienes tú, o yo, con nuestros problemas sin solución.
Porque les hueles la bondad, y su incapacidad para salir de este mundo. Porqué traspúan gracia por los cuatro costados, y porqué, a pesar de meterse caballo, speed-ball o coca inyectada, son tan humanos como tú, o como yo. Y acercarse a ellos hace que, como dice la canción, el mundo me parezca más amable, más humano, menos raro...
Sé que cuesta de entender, pero creedme, si lo oléis, sólo un segundo, se entiende.