31 de juliol, 2010

La última vez

Después de años se empezaba a dar cuenta de que hacer lo que hacía no tenía ni puta gracia. Cada día de peor humor, picores por todo el cuerpo, la família ya no estaba ahí, los colegas se habían ido dispersando, y se había empezado a mover con la gente del mundillo. Iban a ese local, hacían cada día lo mismo, la misma rutina, los mismos pasos, las mismas consecuencias. De vez en cuando alguno caía por el camino. "Esto nunca me pasará a mí", pensaba él.
Estaba hasta la polla de tener que hacer eso para sentirse bien, para "rular", como solía decir. Se notaba cada vez más que ya no disfrutaba con esa mierda.
"Mañana lo dejo". Fue la primera vez que le escuché decirlo. "Te lo juro tía, esto es un puto asco, no te mola nada más que no sea meterte un pico, vas como loco por conseguir una chuta, y si no la encuentras, la compartes con los colegas. Cualquier día me entero de que soy seropositivo. Y no me mola nada esto, tía. Que no. Que no quiero tenerles que contar a mis hijos que su padre fue yonki. No quiero que crezcan entre todo esto, de verdad tía, es horrible. No puedo más, Mañana ya estoy limpio. Mañana lo dejo. Esta noche me voy a meter el último chute. Haré los papeles para entrar en una clínica de desintoxicación. Dani, el trabajador social, mueve todos estos temas. Hablaré con él mañana, te lo juro. No puedo seguir así."
Sonó el despertador a la mañana siguiente. Salía de casa para ir a trabajar, pero se desvió. Salida 11. "Con un poco de suerte a estas horas todavía estan rondando por ahí y puedo comprar caballo. La última vez. Lo juro.".

3 comentaris:

anna ha dit...

Y ojalá alguna de esas veces lo consiguieran...

la convidada d'honor ha dit...

ojalá nunca tuviesen que dejarlo. Ojalá nunca se hubiesen enganchado...

anna ha dit...

Si, quizás mejor no haber empezado nunca, pero entonces, no sabrían qué se siente.